“It was strange to see the keenness with which men had tried to order, constrain, and systematize human passions, jealousy, rage, violent death, accusations. That was the justice system (...): the absurd pretension that human nature could be dominated by the power of the law. Reducing it all to a summary of a few pages, organizing the facts, judging it, archiving it, and forgetting it. That simple. And yet in the silence of that place you could hear the murmur of the written words, of the key players, the screams of the victims, the hatred never forgotten by either party, the pain that never went away.”

“La luz del pasillo iluminaba débilmente mi rostro que se reflejaba de modo fantasmal en el cristal de la ventanilla y me hacía recordar el que tuve en la infancia, el que naufragó para siempre en la despedida, como si aquel niño se hallara agazapado en algún lugar de mi interior esperando un descuido mío para emerger de nuevo en las aguas fangosas del pasado con su sonrisa feliz y sus ojos brillantes.”

“Esta dependencia del tutelaje es auto-impuesta, pues su causa no reside en falta de razón, sino que en falta de resolución y coraje para usarla sin la dirección de otro. No se atreven a pensar por sí mismos.”

“...You agreed we would be fearless together. I’m gonna need you to keep your promise,” Haley said a little loudly. Falon’s office door opened, and Del stepped inside. “I heard a raised voice,” she said and gave Haley the eye. “Were you out there listening to our conversation?” Falon snapped. “Yes,” Del said unabashedly with her gaze locked on Haley. “I’m Falon’s bodyguard. Don’t let my manicure, impeccable high and lowlighted hair, and makeup fool you. I can have a shoe off my foot in less than half a second and peck you full of holes with the heel before you even know what hit you.” “Del!” Falon exclaimed as she hopped off her stool. “Honey, that might’ve scared me before I met Falon, but I’ve let monkeys climb in my shirt, and I’m about to get a tattoo.” Haley stepped up to Del. “Bring. It. On.”

“Yo no nací dichoso. De niño, mi himno favorito era: «Cansado del mundo y con el peso de mis pecados». A los cinco años yo pensaba que si había de vivir setenta no había pasado aún más que la catorceava parte de mi vida vital, y me parecía casi insoportable la enorme cantidad de aburrimiento que me aguardaba. En la adolescencia la vida me era odiosa, y estaba continuamente al borde del suicidio, del cual me libré gracias al deseo de saber más matemáticas. Hoy, por el contrario, gusto de la vida, y casi estoy por decir que cada año que pasa la encuentro más gustosa. Esto es debido, en parte, a haber descubierto cuáles eran las cosas que deseaba más y haber adquirido gradualmente muchas de ellas. En parte es debido también a haberme desprendido, felizmente, de ciertos deseos (la adquisición del conocimiento indudable acerca de algo) como esencialmente inasequibles. Pero en la mayor parte se debe a la preocupación, cada día menor, de mí mismo.”

“En su habitación del hotel la muerte, desnuda, está delante del espejo. No sabe quién es.”

“There are two levels of vampirism: one is the regular vampire, which is just like it has always been; and then there's the super vampires, which are a new breed we've created.”

“Doing what you love is freedom. Loving what you do is happiness.”

“Distance sometimes lets you know who is worth keeping, and who is worth letting go.”

“Watching a movie for the first time is a flirt. Rewatching it, is a date.”

“Being brave means that knowing when you fail, you won't fail forever.”